Opinión | EDITORIAL

El momento de superar los localismos

Dos aviones en Alvedro.

Dos aviones en Alvedro. / CARLOS PARDELLAS

Bajo el mandato del socialista José Blanco al frente del Ministerio de Fomento se creó en Galicia el Comité de Rutas Aéreas. Fue en abril de 2010 y el organismo tenía como objetivo la elaboración de un estudio sobre la demanda de transporte aéreo en Galicia, con datos aportados por las encuestas de Aena, y otro sobre el impacto económico de las compañías de bajo coste en la economía gallega.

Este ente, que tendría que haberse reunido todos los meses, debería haber elaborado un plan de acción bianual para los aeropuertos gallegos y las propuestas concretas de actuación para el desarrollo de nuevos enlaces desde Galicia.

Unos años más tarde, el 6 de marzo de 2014 y con Ana Pastor ocupando la cartera de Fomento, se constituyó el Comité de Coordinación Aeroportuaria de Galicia. Aquel organismo nacía con la idea del Ministerio de Fomento de “especializar” los aeródromos gallegos, centralizando los vuelos internacionales en Lavacolla para dar más peso a los pasajeros de negocios en las instalaciones de Vigo y A Coruña.

Las crónicas hablan de que un año después de su constitución no se había realizado ni una sola reunión, de modo que los tres aeropuertos gallegos seguían pagando el peaje de su falta de coordinación. En este caso, pierde Galicia, gana Oporto. Desde que en 2008 superó por vez primera el tráfico de las terminales gallegas, el Sá Carneiro no ha parado de crecer. En 2023, el aeródromo luso consiguió superar los datos de tráfico anteriores a la pandemia con 15,2 millones de pasajeros, lo que supone un crecimiento del 20,3% con respecto al dato de 2022 y un 16% en comparación con 2019. Esta cifra casi multiplica por tres el número de viajeros que acogieron en conjunto los tres aeropuertos gallegos el año pasado, que ascendió a 5,9 millones.

Además, a los aeropuertos gallegos les ha salido otro duro competidor: el AVE. Renfe ampliará a partir del 21 de mayo su oferta de servicios de Alta Velocidad Galicia-Madrid a más de 39.000 plazas semanales, con la puesta en servicio de los trenes S106, que implica el estreno del servicio AVE a A Coruña, Santiago de Compostela, Vigo, Pontevedra y Vilagarcía de Arousa. La nueva oferta para viajar entre diferentes puntos de la comunidad autónoma gallega y Madrid con estas 39.000 plazas semanales supone un 20,3% más que la que hay ahora.

Y han tenido que darse estas dos circunstancias para que los responsables municipales de A Coruña, Vigo y Santiago le vean las orejas al lobo y pretendan recuperar ese Comité de Coordinación Aeroportuaria de Galicia que, al menos hasta el momento, no ha servido para nada. Diez años después de su nacimiento y de que la Xunta dejara de participar de forma directa en la política aeroportuaria gallega, Vigo, Santiago y A Coruña han decidido formar un frente común para que el Gobierno autonómico vuelva a financiar la creación de rutas aéreas desde las tres terminales de la comunidad.

El Concello de A Coruña insiste en la necesidad de que haya una actuación coordinada y, desde luego, tiene razón al pedirlo. Es fundamental que Galicia trabaje para poder garantizar la pervivencia de sus terminales. Sin embargo, ante este panorama, los responsables políticos tienen que estar a la altura de la grave situación por la que pasa el transporte aéreo en nuestra comunidad y demostrar que, de una vez por todas, son capaces de superar los ridículos localismos que impidieron hasta ahora que Galicia tuviera una oferta de vuelos para sus ciudadanos buena y completa.